18 noviembre, 2011

"500 días juntos", decepción en pantalla dividida



En mi opinión, este fragmento de (500) days of Summer -el mejor de toda la peli, mejor incluso que este otro- constituye una de las piezas más importantes del cine indie "de culto" de los últimos años. A la altura, por lo menos, del teléfono hamburguesa o de la canción final de Juno. 


(500) días es una crónica no lineal y voluntariamente caótica de la Historia de una relación idílica condenada al fracaso. Tom (el ascendente Joseph Gordon-Levitt) está realmente enamorado de Summer, interpretada por la nueva e irritante musa indie Zooey Deschanel. Sin embargo, Summer le advierte a Tom desde el principio que ella no busca una relación seria, cosa que Tom, a la larga, no logra asumir. La ví por recomendación de dos amigos a quienes llamaremos A&A, muy indies ellos e indignados a la par (guiño-guiño) que cautivados -¿quién no?- por mujeres tipo Summer.

Este pasaje es un gran ejemplo de cómo emplear un recurso relativamente moderno como la multipantalla -en este caso doble- con inteligencia y creatividad, y no simplemente por puro efectismo. Un excelente modo de representar la frustración: cuando la experimentamos, en seguida  visualizamos en nuestra mente la realidad que nosotros deseábamos. Es el sufrimiento de las grandes decepciones.

Al saludarse le da un abrazo en lugar de besarle, al recibir el regalo le toca el hombro en lugar de -esta vez sí- abrazarle, en las copas tiene que dar explicaciones sobre su monótona vida a una amiga de Summer en lugar de pasar un rato íntimo con ella, y al final acaba bebiendo solo en lugar de escapar juntos de la fiesta. Marc Webb, el director, se muestra sutil y extremadamente agudo en su observación de la gestualidad humana.

Pero sin duda el mejor contraste es el que pasa más desapercibido: cuando Tom cruza la puerta. En el lado de las expectativas tenemos a dos parejas charlando: una de ellas le saluda amistosamente, como recibiéndole, y la chica de la otra pareja está mirando en su dirección. Además, hay un ramo de flores rojas. En el otro lado, el de la realidad, muchas personas pasando, y las parejas que charlan están de perfil con respecto a Tom, como ignorándole. Y no hay ramo de flores rojas. Estamos, por tanto, ante una puesta en escena y un uso de la línea de color realmente perspicaces.
En su sueño, el mundo conspira, en cierto modo, por su felicidad junto a Summer; en la realidad, el mundo es indiferente a su destino.

Al final, la realidad se come literalmente a las expectativas: el lado derecho invade el lado izquierdo hasta hacerlo desaparecer por completo (muy oportuno para el momento en que descubre que Summer se ha prometido).Webb lleva su propuesta estilística al límite, y le sale bien. Ah, y me encanta el detalle de que al principio las expectativas vayan por delante en la narración, y que luego la realidad las alcance. De nuevo tan sutil como revelador del comportamiento humano.

(500) días juntos no es una película sólida. Tiene un guión flojito, unos personajes carismáticos y poco densos, y un puñado de escenas muy conseguidas. Es buena tirando a medianita; tampoco aspira a demasiado. Pero, ante todo, contiene algunas secuencias especialmente brillantes, como esta "Expectations Vs Reality", que la convierten en una delicia indie de primera categoría.








14 noviembre, 2011

"El Desprecio": el cine se mira al espejo



La primera vez que vi El Desprecio estaba en un taller de análisis cinematográfico que impartía mi profesor de Ciencias Económicas y Sociales en 2º de Bachillerato. Guardo un recuerdo idealizado del modo en que aquella experiencia influyó en mi forma de ver películas. Sin duda, CINE DELICATESSEN no existiría sin aquel taller.

Dejando de lado ataques de nostalgia y demás alergias otoñales, El Desprecio es uno de los mayores exponentes de la Nouvelle Vague. Los dos primeros minutos de película condensan el espíritu de este movimiento del cine francés de los 60.

El concepto de autoría, por ejemplo, queda plasmado en el hecho de que los créditos son narrados en off por el propio Jean-Luc Godard, el director de la película. Es una forma de dejar su huella, su marca de autor único de la obra. 
El realismo, otro de los principios fundamentales de la Nouvelle Vague, se ve reflejado en la posición final de la cámara del operador, situada frente a "nuestra" cámara, la del punto de vista omnisciente. Es como si el cine se examinara a sí mismo; encontramos aquí una de las grandes preocupaciones de la Nouvelle Vague: analizar el cine en sí mismo. De este modo, el protagonista de El Desprecio es un director de cine y, de hecho, en el filme aparecen figuras míticas como el crítico André Bazin (Cahiers du cinéma, Qué es el cine), que "interpreta" al operador de cámara de este fragmento, y el director alemán Fritz Lang (Metropolis) haciendo de sí mismo. La noche americana de Truffaut, sobre el rodaje de una película, es otro gran ejemplo de cine ante el espejo, además de una obra maestra de la Nouvelle Vague.

Nunca dejará de sorprenderme cómo Godard consigue convertir algo tan frío -aparentemente- como la reflexión en torno al cine en una experiencia emocionante y llena de pasión. La posición "espejo" de la cámara de André Bazin al final de la introducción, acompañada de la poderosa composicion de George Delerue, es uno de los movimientos de cámara más evocadores de la Historia del cine. A mí me marcó para siempre.

Os dejo unos maravillosos diálogos entre Fritz Lang y Godard en el contexto del rodaje de El Desprecio.

10 noviembre, 2011

"Ciudad de Dios", historia de los Apês en un solo plano


Me la habían recomendado muchos amigos y por supuesto me había encontrado numerosas referencias sobre ella en diversos artículos y documentales. Pero hasta que no vi Ciudad de Dios el pasado verano, durante el eterno "stand-by" de este blog, no pude apreciar su valor artístico. El prestigio que precede a la obra maestra de Fernando Meirelles está más que justificado. Ciudad de Dios constituye una impactante radiografía de la miseria humana en el contexto de la creación de las primeras favelas brasileñas. El extraordinario fresco de personajes secundarios y de historias entrecruzadas nos adentra en una espiral de violencia y locura sin vuelta atrás. Meirelles y sus guionistas demuestran su pericia narrativa en cada secuencia del filme.

En este pasaje se narra la historia de un importante punto de distribución del tráfico de droga en Ciudad de Dios: el local de los Apês (pronunciado "apés"). Me parece realmente ingenioso el modo de resolver la secuencia: para mostrar cómo el local pasa de unas manos a otras, simplemente se mantiene el mismo plano, con diferentes tomas que se van concatenando, y una voz en off para acompañarlas. Únicamente se cambia la iluminación, lo demás es todo igual: mismo plano (punto de vista) y una voz en off. Los personajes se mueven por el espacio y la sucesión de nuevos dueños se cuenta mediante encadenados y fundidos. La avaricia y el crimen desfilan ante nuestros ojos con truculenta fluidez. Sintético.

Y el enlace con la llegada de un nuevo candidato a tomar el local es fantástico: la historia continúa. Precisamente, este fragmento tiene el valor añadido de condensar -en mi opinión- el significado de Ciudad de Dios: se trata de un círculo vicioso, los cabecillas del tráfico de armas y de droga mueren, pero siempre encuentran un sustituto. La violencia siempre vuelve.
Me encantan las películas que contienen escenas como ésta que captan el sentido total del conjunto.

Para quien quiera volver a ver o descubrir Ciudad de Dios: entera en Youtube, en V.O. con subtítulos en inglés.




09 noviembre, 2011

"Heat", descontrol total



Ya era hora de que este blog saliera de su letargo, que se alargó desde el parón veraniego de la JMJ. Antes de nada: una pequeña fe de erratas. En el último post interpreté la escena de Betty Draper (Mad Men) disparando a los pájaros del vecino como una metáfora de su frustración existencial. Un lector me advirtió de que, si uno ve el capítulo entero (1x09), se da cuenta de que, en realidad, la sra. Draper asume el rol de ama de casa protectora del hogar. La escena simbolizaría más bien su toma de poder, por así decir, y su renuncia voluntaria a ser independiente. El matiz marca una diferencia de sentido bastante importante, así que aquí lo aclaro. A veces, al analizar trozos de forma individual uno pierde la perspectiva del conjunto.

Dicho esto, hacía tiempo que quería poner esta famosa escena de Heat, una de las películas más representativas de Michael Mann, un director capaz de ser lírico y salvaje al mismo tiempo. Heat supuso un hito del cine de los años noventa. Siempre será recordada por el patetismo vital de sus personajes, y por los cara a cara entre Al Pacino y Robert de Niro (me parece más justo nombrarlos en este orden), que no comparten un solo plano en toda la película para enfatizar su antagonismo. Una joya de eso que llaman el neo-noir.

Esta secuencia destaca por el empleo del sonido -absolutamente ensordecedor- y por su realismo a la hora de mostrar el descontrol del atraco. Me gusta mucho porque va en consonancia con la sensación de desastre inminente que sobrevuela todo el relato, y porque las vidas personales de los atracadores también parecen llamadas al fracaso. Cuando Ben Affleck estrenó The Town el año pasado, explicaba en sus entrevistas que él prefería un tipo de película de acción a la antigua usanza (70´s, 80´s), sin efectos digitales, seca y brutal. Me parece que estamos ante una delicatessen de ese cine de acción visceral, sucio y directo a las entrañas.

11 agosto, 2011

"Mad Men", la frustración de Betty Draper


Si hubiese titulado este post "Mad Men, la frustración de un ama de casa" hubiese quedado mucho más estereotipado. A los que no hayan visto la magnífica serie sobre los publicitarios de la Madison Avenue de NY en los años 60: me gustaría creer que el personaje de Betty Draper no es un tópico de la crítica social a la desigualdad hombre-mujer. A los que son fans como yo o que ya la conocen: ¿pensáis que lo es? Yo opino que Betty Draper va mucho más allá de la falta de independencia económica/laboral. Por eso he escogido poner el nombre de la persona, remitiendo a su dimensión única e irrepetible, en lugar de ceñirme a una categoría que ignore todos los matices del personaje. Pero aparquemos esta cuestión hasta el final del artículo.

Lo que nos ocupa ahora es: ¿por qué considerar este fragmento una delicatessen audiovisual? 

Este atronador final de episodio describe la prisión existencial de Betty Draper. Las palomas son una metáfora de la libertad que ella, como ama de casa, no tiene. Me encanta el contraste con la escena anterior, donde vemos el auténtico estereotipo (aquí sí que sí) del sueño americano con Betty besando a su marido que se va al trabajo y afirmando que está "teniendo un gran día" mientras sirve el desayuno en camisón a sus hijos. Cuando se queda sola se da cuenta de que se siente atrapada, frustrada con su propia vida, y por eso no puede soportar la visión del vuelo de los pájaros; le recuerdan su terrible realidad.

El montador se sale aquí, cortando a créditos justo antes de que Betty vuelva a disparar. El sonido de la escopeta continúa con los títulos de crédito, y la genial "My special Angel" (Bobby Helms) nos transmite toda la melancolía de una época donde hubo más de una Betty Draper. 

Y volvemos a la cuestión con la que arrancaba el post: ¿han construido Matthew Weiner y compañía un personaje distinto y profundo, o simplemente han recreado con cierta habilidad narrativa un estereotipo manido?  Ya he comentado mi opinión en el primer párrafo. Sería un arquetipo, más bien. La argumento: Betty Draper no sufre -únicamente- por verse en un plan de vida donde no ha podido realizarse más o desarrollar un posible potencial profesional. A esta mujer lo que le falta es amor, se siente sola, su marido (Don Draper, un brillante y mujeriego creativo publicitario) no le quiere. (Y encima Don tiene una identidad secreta). Cuando el origen de todo lo que envuelve y rodea tu vida -la casa, los hijos etc.- desaparece, cuando al matrimonio le falta el amor, entonces todo ese universo deja de tener sentido. Betty ve que los cimientos de su mundo se descalabran, y eso la mata.
Pero claro, ya estoy hablando de la serie en su conjunto, más allá de este fragmento.

Hace un par de días hablábamos de la frustración de la juventud occidental a finales de los años 60. Aquí hemos incidido en la de la mujer. Al hilo de esto, creo que "Mad Men" habla, en general, de la crisis política, psicológica y espiritual de una sociedad, la del capitalismo y el bienestar, que prometía ser un nuevo paraíso sobre la tierra.

PD: sería interesante hacer un análisis comparativo de los Draper y otro matrimonio "clásico" de la tv actual, los Taylor de "Friday Night Lights". Eric y Tami Taylor son y representan, con sus obstáculos y problemas, todo lo contrario a Betty y Don.



10 agosto, 2011

"Extraños en un tren", caminos cruzados


El punto de vista es uno de los factores que intervienen directamente en el resultado final de una historia. Influye en la originalidad y en la personalidad de la narración. Y aún más en el caso del cine que, literalmente, es una visión, una perspectiva a través de un ojo particular que llamamos cámara.

Encontramos un buen ejemplo de esto en el principio de "Extraños en un tren", una de las películas más retorcidas de Hitchcock.También de las más interesantes, antropológicamente hablando.

El director decide seguir a dos peatones ajustándose exclusivamente a sus pies y dando la sensación de que andan en sentido contrario. "Los caminos de estos dos hombres se van a cruzar" parece sugerir Hitchcock con este punto de vista, que resulta premonitorio del resto de la película (dos pasajeros de un tren pactan un intercambio de asesinatos). Con esto sugiere el destino de sus personajes y asienta el tono de la historia.
Hitch lleva al extremo su apuesta narrativa al hacer que los protagonistas se "encuentren" porque uno de ellos le roza al otro con la punta del pie.

El secreto de esta secuencia, seguramente, está en que el director sabía perfectamente qué contar y cómo hacerlo. Dos pasajeros de un tren van a tener un siniestro encuentro que cambiará sus vidas; montaje paralelo de los trayectos opuestos con plano detalle de los pies. Sabía lo que quería.

PD: la idea de los caminos se ve reforzada con la imagen de las vías de tren.

07 agosto, 2011

"Solo ante el peligro", montaje para un duelo inevitable


El sheriff Will Kane se acaba de casar y está a punto de marcharse de luna de miel con su mujer (Grace Kelly). Pero se entera de que el forajido al que encerró entre rejas años atrás, el temible Frank Miller, va a volver al pueblo para vengarse. Todos le disuaden de que se quede, pero Kane no abandonará su puesto  hasta que haya acabado con Frank Miller.
Mientras ninguno de sus vecinos quiere unirse a él para derrotar a Frank Miller, el todavía sheriff Kane escribe una carta a abrir en caso de que él muera. Quedan pocos minutos para las doce (el título original es "High noon", las 12 en punto), la hora a la que llegará el tren de Frank Miller.

"Solo ante el peligro" siempre será recordada por su narración en tiempo real (o casi), por su mirada sobre la reacción de la sociedad ante la violencia, y por la reflexión moral en torno al deber y al sacrificio personal (Gary Cooper y su sheriff Kane).

El montaje de esta secuencia logra trasladar la expectación y el miedo de los habitantes del pueblo ante un enfrentamiento que consideran absurdo -lo más probable es que el sheriff muera a manos de Frank Miller y sus secuaces-, pero que saben inevitable. Pese a que su mujer se lo pida y pese a que sus adversarios le superen en número, Will Kane no desistirá.
El ritmo in crescendo, acompañado por la eficaz banda sonora, va aumentando la tensión. Ésta llega al extremo con el fantástico travelling avant sobre la silla donde una vez se sentó Frank Miller. Este movimiento de cámara convoca el terror que infunde la figura de Frank Miller; hace presente al forajido. El pitido del tren llegando a la estación rebaja toda la presión. Ya está aquí.

Una magnífica lección de cómo preparar al espectador para un duelo inolvidable.

 Aquí va un enlace a Do not forsake me, oh my darling (una versión un poco más animada que la original), la canción de la película que además se llevó el Oscar.
"I won´t be leaving until I shoot Frank Miller dead". Pues eso, un peliculón.