15 julio, 2011

"El pianista", la libertad interior a través del arte




Wladyslaw Szpilman se ha librado de ser deportado a un campo de concentración junto al resto de judíos. Un amigo le ayuda a ocultarse de los nazis en un piso de Varsovia. El piano del salón le recuerda su antigua profesión de músico, pero no puede hacer ruido; nadie debe saber que se esconde allí.

Esta escena de "El Pianista" constituye un gran ejemplo de lenguaje cinematográfico en estado puro. La música in crescendo (en off, obviamente) antes de sentarse al piano describe, en cierto modo, el resurgir de la libertad de Szpilman. El momento delicatessen llega cuando el pianista interpreta sin tocar; mueve sus dedos cerrando los ojos, escuchando la música en su cabeza y en su corazón. Encontramos la extraordinaria capacidad de sugerir, de hacer ver, de insinuar, de ampliar la percepción de la realidad que posee el cine.

Polanski parece querer decirnos que nada ni nadie -ni siquiera el dominio político- puede detener la irrefrenable necesidad humana de expresar lo bello y lo verdadero. Szpilman está acorralado, hambriento, encerrado y aterrorizado, pero en su interior resuena Chopin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario