06 agosto, 2011

"El graduado", transiciones a la deriva



Un joven de una familia acomodada californiana acaba de terminar sus estudios en la universidad. Todo el mundo le depara un gran futuro, pero él se siente perdido y no le encuentra sentido a la sociedad en la que vive. Encuentra cierto alivio, como vía de evasión, en una aventura sexual con una mujer mucho mayor que él, amiga de sus padres.

Esta secuencia describe a la perfección el estado errático de Ben Braddock, cuya existencia oscila entre el ocio inútil y los encuentros sexuales con la señora Robinson. Su estructura se asienta en las impecables transiciones (los raccords de movimiento o de punto de vista) de un contexto a otro (de la incomunicación y la indolencia en el hogar, a la fría pero adúltera relación con su vecina). En ambos lugares Ben siente que su vida es absurda. Literalmente, la vida pasa ante sus ojos.

Pero la mayor virtud narrativa de este segmento consiste en que permite comprender qué ha llevado a Ben a mantener esa relación sin rumbo con la sra. Robinson. Esto se refleja, sobre todo, en la transición de Ben emergiendo de la piscina -símbolo, ésta, de la presión a la que le somete el ambiente social en el que vive- y aterrizando en la cama con su amante, en lugar de en la colchoneta. 
Ben no entiende la sociedad materialista y burguesa donde le ha tocado desenvolverse, y la forma de no enfrentarse a esto es la distracción que le proporciona su relación con la sra. Robinson. Es su manera de huir.

Podría verse en "El graduado", y sobre todo en la figura de Ben, un anticipo de la frustración social/espiritual/de identidad en la civilización capitalista que los jóvenes occidentales manifestarían en mayo del 68, un año después del estreno de la película. Pero aparte de su posible valor como termómetro histórico, este fragmento nos enseña una inteligente manera de contar la situación dramática de nuestro personaje sin necesidad de usar confidentes, diálogos explícitos u otras maniobras igual de torpes.

Sobra decir que se trata de un clásico en toda regla, característico de un periodo de transición para el cine de Hollywood, y una de las actuaciones más recordadas (la que le destapó) de Dustin Hoffmann. 
No será la última vez que hablemos de "El graduado" en el blog; momentos delicatessen no le faltan.



2 comentarios:

  1. En cuanto vea la peli leo tu publicación. Que la piscinita me han dado ganas de verla. Y creo que es un desfase.
    Muy buena pinta el blog.

    ResponderEliminar
  2. Es una buena película. Gracias por tu visita ;)

    ResponderEliminar